Tras esta prometedora carta de presentación, Hollywood le acogió como guionista a sueldo haciéndose cargo de los libretos de algunas "simpáticas" series "B" en los 80 como "La mosca II", "Pesadilla en Elm Street III" o "The Blob: el terror no tiene forma", además de convertirse en guionista habitual para las estupendas series "Las aventuras del joven Indiana Jones" y "Tales from the crypt" y de dirigir un primer largometraje que pasó prácticamente desapercibido, "Buried Alive".
Pero su consagración no llegaría hasta 1994, año en el cual realiza la adaptación del relato de Stephen King "Rita Hayworth and Shawshank Redemption" en la maravillosa "Cadena Perpetua", película de culto desde el momento de su estreno considerada por diversos sectores como una de las mejores películas de todos los tiempos y que supuso una auténtica declaración de intenciones de su director quien con un estilo clásico y sobrio hasta el extremo, una acertadísima dirección de actores y un guión sobresaliente y prácticamente perfecto consiguió la que posiblemente sea la mejor película hecha en Hollywood en los años 90.
Menor fortuna tuvieron la estupenda "La Milla Verde" (de nuevo una adaptación de Stephen King) y la curiosa "The Majestic", las cuales a pesar de sus innegables virtudes cinematográficas tuvieron que soportar la imposible comparación con la inmensa "Cadena Perpetua", más aún tratándose de historias que al desarrollarse en el mismo momento histórico desprendían cierto tufillo a intento de repetir el taquillazo.
Y ya en 2007 Darabont lo vuelve a intentar, esta vez aunando sus dos especialidades: las adaptaciones de Stephen King y el género de terror. Y da en el clavo. "La niebla, de Stephen King" (no confundir con la también excelente "La niebla, de John Carpenter") es una estupenda cinta de género, muy bien construida, con varias escenas antológicas y rodada con excelente pulso, que desarrolla una situación muchas veces vista en pantalla (grupo de gente atrapada en un espacio limitado sin poder acceder a ayuda del exterior) y la lleva un paso más allá alcanzando nuevas cotas en lo que a recreación de situaciones claustrofóbicas se refiere.
Un estupendo Thomas Jane lidera el solvente reparto plagado de caras conocidas, muchas de ellas habituales en los filmes de Darabont (William Sadler, Jeffrey DeMunn, Laurie Holden...), que consigue plenamente transmitir el agobio de la situación narrada, especialmente la notable Marcia Gay Harden cuya encarnación de una fanática religiosa constituye, por encima de la niebla y las criaturas que la pueblan, el elemento más aterrador de la cinta.
Darabont rueda con pulso firme, no precipita los acontecimientos y no tiene prisa por enseñar sus cartas. La gran metáfora que constituye la niebla, representando la necesidad de enfrentarse a lo desconocido como alternativa a la opresión que constituye una sociedad contaminada por una ideología religiosa, es algo que Darabont no pierde nunca de vista demostrando que a pesar de las espeluznantes criaturas que nos acechan fuera, los verdaderos monstruos los tenemos justo al lado, son nuestros vecinos, nuestros amigos y nos enseñan su verdadera cara en cuanto la situación no les es favorable.
Este alegato contra la naturaleza humana, sin apenas banda sonora y salpicado de sangre, mutilaciones, bichos y fanatismo, es también un desgarrador retrato del amor paterno-filial y de la capacidad de sacrificio, guardándose como baza final una conclusión de las que uno no podrá olvidar.
Con un estilo que puede recordar en ocasiones a cineastas como Spielberg o Carpenter y en otras incluso a Kubrick o Tarkovsky, Darabont nos entrega un nuevo clásico del cine de terror, deudor de los clásicos del horror claustrofóbico como "La Cosa" (al que hace un pequeño homenaje) o "Alien" que seguro no defraudará a los fans del buen cine de terror. Y mucho menos a los incondicionales de Stephen King.
Nota: 8
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