Dentro del género documental, el subgénero del "falso documental" nos ha regalado perlas como la sorprendente "La verdadera historia del cine", de Peter Jackson o la genial "This is Spinal Tap", de Rob Reiner, ambas coincidentes en su vocación de divertir haciendo gala de un humor inteligente y referencial que ponía patas arriba los tópicos de los géneros correspondientes (el documental de investigación y el documental musical, respectivamente).
Los últimos años, y gracias sobre todo al éxito de la habilísima "El proyecto de la bruja de Blair", han visto el nacimiento de un nuevo "sub-subgénero" dentro de la categoría anterior, al que podría denominarse "falso documental doméstico" a tenor de su pretensión de hacer creer al espectador que lo que ve en la pantalla no es sino una grabación de videocámara casera hecha por un aficionado, no por un cineasta. Es decir, que lo que vemos en la pantalla es algo real que ha documentado alguien identificable con el propio espectador, inocente testigo de los acontecimientos y que los registra como si de la fiesta de cumpleaños de su hijo se tratase.
El verdadero mérito (o la verdadera trampa) de este infragénero es su capacidad de hacer que el espectador se ponga en la piel de quien supuestamente graba (casi siempre, la víctima) los sucesos, incrementando exponencialmente de esta manera la sensación de realismo transmitida al espectador y de ese modo la sensación de angustia inducida.
Y es que curiosamente el "falso documental doméstico" se ha centrado principalmente en el género del terror: desde la mencionada "El proyecto de la Bruja de Blair" hasta este "Monstruoso", pasando por la inquietante "La puerta negra" o la española "REC" son muchas las maneras en que estos "falsos amateurs" han intentado colárnosla de la manera más realista posible, sacando el terror de las salas de cine y metiéndonoslo en nuestros videos domésticos, es decir, en nuestra propia casa.
El hábil productor-guionista-director J. J. Abrams no ha permanecido ajeno a esta moda y de la mano de su compañía Bad Robot y parte de su elenco habitual (el director Matt Reeves y el guionista Drew Goddard) nos regala esta joyita del género, todo un ejercicio de diversión y adrenalina con sorpresas incluídas en el más puro estilo de la casa. Así, los fans de la maravillosa serie "Perdidos" y aquellos que recobraron su fé en la saga de "Misión: Imposible" con su tercera entrega, a buen seguro no saldrán defraudados del visionado de esta hiper-entretenida historia perteneciente al ya también subgénero de "monstruo que destruye Nueva York".
Si bien a priori la película pueda parecer cercana al "Godzilla" que perpetró Roland Emmerich hace ya diez años, en términos de calidad este "Monstruoso" se acercaría más a "El mundo perdido" de Spielberg o al "King Kong" de Peter Jackson, dos estupendos ejemplos de como rodar la devastación de la "Gran manzana" a manos de un animalillo cabreado.
Tras un liviano preámbulo en el que una fiesta de despedida constituye la excusa perfecta para que el amigo del protagonista, de paso, se dedique a filmar también el resto de los acontecimientos que ocurren esa noche, la película crece a base de escenas perfectamente planificadas, unos efectos especiales extraordinarios, unas excelentemente bien administradas dosis de tensión, unas actuaciones correctas y unas gotas de gore, que nunca le vienen mal a una película de este tipo.
A pesar de recorrer todos los territorios habituales del género, la película destaca por su atrevido planteamiento formal y por su única pretensión de limitarse a entretener, objetivo que consigue sobradamente, pero sobre todo constituye una estrella más en la prometedora carrera de J. J. Abrams, a quien los aficionados al fantástico ya le debemos esa joya que es "Perdidos" y de quien esperamos grandes cosas en el futuro, nueva entrega de "Star Trek" y "La mujer invisible" incluídos.
Nota: 7
lunes, 14 de julio de 2008
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