Algo similar ocurrió con la extraordinaria "El gran Lebowski", tildada en su momento de frivolidad de los hermanos de Minneapolis y convertida con el tiempo en una obra a reivindicar dentro de lo mejor de su filmografía. Y es que ambas cintas comparten una peculiar iconografía a base de personajes estrafalarios, situaciones hilarantes, estética cercana al "cartoon" y un negrísimo sentido del humor, además de un excelente plantel de actores. Si en aquella "El gran Lebowski" eran Jeff Briges, John Turturro, Julianne Moore, Steve Buscemi y John Goodman los principales responsables del desternillante resultado de la cinta, en esta "Quemar después de leer" son Brad Pitt, John Malkovich, Tilda Swinton y sobe todo George Clooney y Frances McDormand quienes se encargan de hacernos creibles a los especímenes que pueblan el estupendo guión de los Coen.
Es "Quemar después de leer" un auténtico muestrario de la estupidez humana y sus consecuencias, y queda bien claro que para poder retratar a un estúpido de grado mayor hace falta un actor muy inteligente y con capacidad para reirse de sí mismo sin llegar a resultar ridículo, y es a eso precisamente a lo que juegan Pitt, McDormand, Malkovich y Clooney, creando unas caricaturas de sí mismos que pocos actores del Hollywood actual serían capaces de afrontar con un digno resultado.
Este puzle de historias perfectamente engarzadas contrapone la peligrosa y osada "estupidez intolerable" de la mayoría de los principales personajes de la cinta frente a la frialdad y manipulación que exhiben los dos "personajes inteligentes" de la cinta, encarnados por una excelente e inquietante Tilda Swinton y una correcta Elizabeth Marvel, hasta el punto de rozar el alegato misógino en diferentes momentos de la película en los que no cabe sino apiadarse de los lamentables personajes masculinos y sus respectivos destinos.
A pesar de ello, la reina de la función es esa magnífica actriz que es Frances McDormand cuyo personaje, haciendo gala de una superficialidad, audacia y falta de inteligencia llevados al extremo, es el motor de esta hilarante y sangrienta historia de malentendidos, casualidades, engaños y manipulación.
George Clooney, quien parece haberle cogido al gusto a trabajar con los Coen en esta su tercera colaboración, compone un patético personaje que estaría en las antípodas de lo que nos tiene acostumbrados, olvidándose de su etiqueta de maduro galán para dar vida a un ser atormentado, paranoico, mentiroso compulsivo, vicioso e irresponsable que se apropia de gran parte de los momentos más descacharrantes de la cinta.
La galería de secundarios es espectacular (Manolo el trabajador del gimnasio, los agentes de la CIA, el agregado cultural ruso, etc.) y responsable de los momentos más hilarantes de la película, y especialmente Brad Pitt, quien no tiene el más mínimo reparo en hacer de tonto supremo de la función, nos regala una de sus mas desternillantes caracterizaciones que junto con las de "Snatch", "Babel", "El club de la lucha" y "12 monos" estaría entre lo mejorcito del actor.
Tras el bajón de calidad que supusieron los primeros años de la presente década para los Coen, con filmes de inferior calidad a lo habitual como "The Ladykillers", "O Brother" o "Crueldad intolerable" parece que han remontado el vuelo, primero con la magistral "No es país para viejos" y después con esta estupenda, divertidísima y, quien sabe, posible obra de culto "Quemar después de leer". Esperemos que las múltiples cintas que ya tienen en preparación mantengan el nivel.
Nota: 7,5
No hay comentarios:
Publicar un comentario